Del libro "Adolf Hitler, el Ultimo Avatara" leemos :
La iniciación SS era una joya hiperbórea, nórdico-occidental, desconocida. Estaba dirigida a despertar la Minne, la nostalgia de Hiperbórea en la sangre del Virya, que sería trasmutado en Divya, en Sonnenmensch, en Hombre-Total, más allá de todo prejuicio y limitación moralizante, superando los pares de opuestos y el dualismo Gnóstico. Las fórmulas para despertar la Memoria, la Nostalgia y la Voz, hasta recuperar ER, el Vril-Vraja, se encuentra en la Kabala Rúnica y Orfica de los mantras y sonidos, en la Hiranyagarbha-Cabda, en los Buchenstäbe, en el libro germano de las Tres Madres, o Tres Nornas. En esa bóveda subterránea, "musical", de la Torre Norte de Wewelsburg, donde con mis camaradas pronunciáramos mantras evocadores y sentencias consagradas, la resonancia acústica, sutil, se introducía por la piel, alcanzando la sangre y su vibración acerada, su música de más allá de las esferas, despertaban el Canto llamado Minne-sang. Porque arriba, en el centro de la bóveda, los antiguos mantras nórdicos, de la lengua rúnica de Wotan, pronunciados por los guerreros SS, habían hecho que la Swastika comenzara a girar a tal velocidad que se abría allí un espacio, a través del cual, como pétalos caídos de un otoño del Sol de Oro, descendía un rayo de la Estrella de la Mañana, cruzando el Sol Negro de la Swastika, recién recreado. Venía de muy lejos, de la Patria Nupcial, con la nostalgia del Rayo Verde. De golpe se abría el Tercer Ojo, transformándose en una Voz , al comienzo muy lejana , casi perdida en un Universo sólo entrevisto y soñado, para irrumpir como una orden, con el chasquido de sentencias muy cortas. Era la Voz que escuchara el Führer desde su infancia y que Rudolf Hess despertara en la Thulegesellschaft. La lengua del Árbol, del viento en la copa de los árboles, que Hitler escuchó en los bosques de Linz y Berchtesgaden. Luego, en el piso inmediatamente más arriba, en la gran sala circular de doce columnas de mármol, de doce ventanas, en donde colgaba sobre el dintel de una puerta la enorme piedra, como un trozo de columna de Schastel Marveile, extraída de los montes sacros de Berchtesgaden o de un bloque del Externsteine, los doce guerreros SS, los Einherier, sentados a la Mesa Redonda y vestidos con túnicas de héroes nórdicos, muy antiguas, como lo hicieran también en Castel del Monte los guerreros iniciados de Federico II de Hohenstaufen, bebían en copas de piedra, con la doble Runa Sieg, de la Victoria, de los Nacidos Dos Veces, de los Caballeros de las Dos Espadas, de los combatientes de Dos Mundos, el Licor de la Vida Eterna , de la Sangre Azul de Hiperbórea: Soma, hidromiel, ambrosía, ahoma, amrita, Kâranavari - Agua Causal, Jnânâmrita, Agua de Sabiduría. Era la ceremonia de la Minnetrinken, con el licor de la Inmortalidad llenando hasta los bordes la Copa de Piedra Verde del Grial. La Sangre Real, el Sangreal. La existencia de esa gran Piedra allí sería otra razón por la que Hitler evita toda resistencia militar en Berchtesgaden y Himmler, en Wewelsburg . No se podía correr el riesgo de dañar físicamente esos lugares para no alterar un equilibrio en el "estado crítico" alcanzado por algunas de sus rocas y en esa Piedra.
Arriba, en el más alto piso de la Torre Norte de Wewelsburg, aún no terminado, debería presidir un día el Rey del Gral, el Monarca-Guerrero-Sacerdote, en el Asiento Peligroso, el número 13, desde donde daría la orden de iniciar el ataque definitivo contra el Demiurgo extraterrestre, el Señor de las Tinieblas, Jehová y sus legiones galáxicas y planetarias. Más, para hacer esto posible, desde allá arriba , desde el Asiento número 13, deberían descender sobre los guerreros de la Mesa Redonda las Runas Sieg-Hagal y la estrella de 8 puntas. Porque únicamente el Hombre-Total, el Sonnenmensch, podrá librar tan definitivo combate.
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