
A esta extraordinaria mujer tuve el honor de conocerla hará más de un año en una conferencia de la Entessa Judeo-Cristiana de Barcelona. Su testimonio no dejó indiferente a nadie y sus últimas palabras fueron en recuerdo de una mujer que no conoció, que ni siquiera sabe quién fue y quien murió en su lugar. Dijo, más o menos, lo siguiente: "No puedo estar contenta por haber sobrevivido, sabiendo que otra mujer ocupó mi lugar. Era yo quien tenía que morir. Siempre me acuerdo de ella". Nos conmovió a todos los presentes. No es que no estuviese contenta de no haber sobrevivido, sino que en medio del horror se dio cuenta de que una vida no sustituye otra. Después de este recuerdo, os dejo con la noticia...