Habia una vez dos arboles que crecieron en un bosque. El primero de ellos, lo hizo en la punta más alta de una gran colina. Donde la luzida luz de la luna lo hacia resplandecer cada noche. Y el sol no lo olvidaba durante el dia.
El otro arbol no tubo tanta suerte. Su corta copa se elevó en el barranco más sombrio del frondoso bosque. Donde por desgracia, ni la luz de las estrellas, ni de la luna podian alumbrar sus tristes hojas. Solo unos pocos rayos de luz llegaban allí durante el dia.
Uno de los dias en los que el viento se compadecia de el, e iba a a susurrarle un poco. Le contó que habia una raza distinta a el. Y que arrancaban de la tierra los troncos de algunos de los arboles que allí habitaban. Que se los llevaban. Y nunca más volvian a crecer.
El arbol soñaba con ser uno de esos arboles con tanta suerte del bosque. Pero sabia. Que al estar escondido tan bien en aquel barranco. Nadie nunca lo encontraria. Y todos los dias miraba con desprecio al arbol de la alta colina. Pensando que lo verian. Y que al dia siguiente ya no estaria. Que se lo llevarian. Y nunca más volveria a crecer.
El arbol odiaba no tener lagrimas para poder expresar su dolor. No tener voz para poder gritar. Ni si quiera susurrar.
Una mañana. El arbol despertó de una mala pesadilla. Y de un dolor intenso en su cuerpo. Escuchaba voces bajo su alta copa. Voces humanas que decian:
"Este es el mas viejo de todo el bosque, es necesario cortarlo?" "Si, este dará más madera. Abajo con el"
Cerro su alma y miro una vez más al joven arbol de la colina. Todos los arboles seguian intactos. Solo el habia sido elejido. Pero seguia sin comprender. Como le habia podido tocar a el. Si el siempre habia sido un arbol con poca suerte. Entonces, entre dolores insoportables y ganas de decir adios. Escuchó burlas procedentes de los demás arboles: ¡ Estupido arbol, vas a morir porque no vales solo que para dar madera !
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