Perdida en las estrellas de otros cielos tus soles son aquí mi oscuridad. Neblinas que el invierno de tu vuelo levantó. Desvelos de mi noche eterna. Distancia de los mares y el olvido. Caricias que no saben regresar. Desiertos de dolor que un viejo corazón no puede abandonar jamás. Alma, me parece oír tu voz en la mañana fría del adiós. No, no llores mi partida quizá en otra vida te vuelva a querer. Yo sé que hay una trampa en cada sueño que la esperanza es un castigo más Si pudieras perdonarla culpa de extrañarte y de llorar. Tu cara es una sombra fugitiva. Milagro que se aleja más y más. Me dice el corazón que volverás, pero yo sé que nadie ha regresado nunca. Tal vez en las arenas de tu mundo, fantasmas compañeros del amor, mi nombre escribirán y te dirán quién fue la que más lejos te llevo.
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